En diciembre cumplí uno de mis sueños viajeros, esos que estaban en mi lista hace rato. A parte de estar encantada con la comida – como todos los que nos leen – me encanta viajar. Durante un mes y medio probé muchas cosas. Vi muchos platos, sentí sabores característicos y como buena viajera el presupuesto no era para comer en lugares de lujo todos los días, aquí les dejo una pequeña selección de platos calóricos e imperdibles.
Polonia / Rosól
-15º, nieve por todos lados, autos congelados, poca gente en la calle y extremidades que no se podían mover. Ese era el panorama en Varsovia el día que llegamos. Ni diez minutos aguantamos lejos de la calefacción, entonces la pregunta es ¿Qué se puede hacer con eso? La solución es fácil: comer. Recomendados por las anfitrionas del hostal, nos fuimos a buscar un lugar de comida típica polaca. A las cinco de la tarde, cuando ya el panorama no parece entretenido – más allá de la nieve – entramos a este lugar lleno de personas que al igual que nosotras, estaban en lo mismo. Sin entender nada de lo que decía el menú, preguntamos qué era lo que teníamos que probar sí o sí. Nos recomendaron una sopa llamada Rosol, que en su base tenía fideos, verduras y carne. Y aunque se parecía a las típicas sopas de la abuelita acá, estaba rica y contundente para el almuerzo y frío. Pero no me podía ir de ahí sin comer algo dulce (mi debilidad) y pregunté al anfitrión que más podía probar. Me habló de unos panqueques de manzana caliente. Ñam! Bingo! Hambre! Felicidad. El postre exacto, dos rollitos enormes lleno de manzana con canela y con algún toque secreto (algún dia descubriré lo que era)
Lituania / Dumplings de Carne
Si les conté que en Polonía habían -15º, en Lituania habían -25 grados. Con mínimo tres o cuatro capas de ropa parecíamos osos polares. Y al igual que Polonia nos recomendaron probar la comida. Calórica y con productos propios, Lituania nos mostró la gastronomía típica hasta en el último detalle. Llegamos a un restaurant que era como una cueva, tuvimos que bajar una gran escalera y nos encontramos con un mundo nuevo, lleno de dibujitos medievales y mesas que tenían una luz al medio. Algo así como cuando en los feudos planeaban cosas. Las garzonas vestidas con zemaitua (traje de la zona). El hambre nos consumía, así que para picar pedimos pancitos con ajo, y de segundo (porque el hambre me superaba) unos dumplings con carne. Cinco masitas parecida a un ravioli rellenas de carne, con un poco de carne y verduras de adorno. Exquisito! Al principio no le tenía fe. Primero, no me gusta la carne y segundo comida tan calórica no es lo mío. Pero se pasó. No sé como las personas no son gordas. Y para acompañar una cerveza típica de Lituania. A parte de los dumplings la carta es bien amplia, de hambre no se mueren.
Bélgica / Waffle con nutella
Mi debilidad, mi absoluta y terrible debilidad es la nutella. Me podría comprar kilos y ojalá no compartir con nadie, pero como la genética no me acompaña, es un sueño inalcanzable. Los waffles – sobre todo en Holanda y Bélgica - , son algo típico. Puedes encontrar en las máquinas por 2 euros, y en otros lados con más acompañamientos. Después de una noche terrible en un aeropuerto en Bruselas, desperté con ese olor carácterístico. No lo pensé dos veces: mi desayuno sería ese waffle y ojalá con mucha nutella. Aquí, las palabras sobran. La foto lo dice todo.
Austria / Torta Mozart
Nunca pensé que Austria sería tan famoso por sus tortas, pastelitos y chocolates. Una amiga durante el viaje me comentó que en Austria la torta sacher era la más famosa – rellena con mermelada de damasco y cobertura de chocolate-. Y como buena comilona, tenía que comprobarlo. En una de las esquinas más famosas del centro de Viena, esta “aida konditorei”, una de las cafaterías típicas. Realmente da gusto entrar. Entre la perfección de los pasteles, tortas y dulces, la atención de las personas fue un agrado. Cada una se decidió por algo distinto: strudel, sacher y yo, la torta Mozart. Una capa de chocolate perfecta, con más chocolate de relleno y menta. Mi felicidad y nivel de chocolate en el cuerpo estaba feliz. Esta tradición del café viene más o menos de 1683, tienen más de 20 tipos de café para elegir y muchas, pero muchas tortas y cosas dulces. Otra vez, la foto tiene mucho que decir.
Francisca Jaeger Lagos
Periodista de Chile Gastronomía