El Barrio Yungay es un barrio con historia. Es un barrio que logra transportarte a otros tiempos, otras épocas, con un aura de romanticismo y nostalgia que logra sin esforzarse demasiado. El restaurante Bistró Yungay no pudo ubicarse en un mejor lugar.
En la calle Huéfanos, entre Esperanza y Libertad, está Bistró Yungay. Una casona antigua del 1900, de paredes con ladrillos al descubierto, alojan el proyecto gastronómico del cocinero Adrián Carrasco, quién, con puro amor por la cocina francesa, levantó su restaurante hace sólo seis meses, apostando por una comida rica, con dedicación y que encantara a todos sus comensales.
El lugar es realmente mágico. Las luces ténues, los asistentes disfrutando, la música de Edith Piaf, Charles Aznavour y Maurice Chevalier, que no para de sonar, la decoración ecléctica y ese aire parisino.
Junto a mi comensal nos sentamos en el segundo piso, ansiosas por probar lo que se venía. Las expectativas eran altas. Yo estaba muy entusiasmada. Se acercó Adrián a nuestra mesa y nos adelantó lo que sería una experiencia involidable. "Cocina de barrio con inspiración francesa", es su lema.
Lo primero que probamos para entrar en calor fue una Tabla Paris, un tentempié de queso crema en mermelada de morrón con pan tradición, que fue inspirada luego de una anécdota personal de Adrián. Esta simple, pero deliciosa tabla, la maridamos con un vino Chardonnay Lomas del Valle de Casablanca, que le entregó el contraste preciso al queso crema gracias a su acidez. Un inicio perfecto.
Continuamos con el fondo. Y tenía que ser un clásico de la comida francesa. Y si están pensando en el Boeuf Bourguignon, están equivocados, aunque también lo probamos y estaba exquisito. Esa carne en cubos cocinada al vino, con cebollas, zanahorias, jugo de tomate, champiñones, tocino...¡Uf! Se me hace agua la boca sólo pensarlo.
Pero no, no fue Boeuf Bourguignon. Nuestro segundo plato fue una Cassoulet perfectamente cocinada a tres fuegos (alubias, pollo y cerdo por separado). Este plato consiste en un guiso de alubias, que son unas legumbres como los porotos, con carne de cerdo, embutidos, pollo y especias en un pocillo de greda que termina de darle un toque único. Además, la cocción suelta un caldito con un pequeño toque amargo que es ideal para untar el pancito.
Te recuerda inmediatamente a esos platos que nos hacía nuestra abuelita. Humeante, aromático, que activa automáticamente nuestra memoria olfativa. Sí, tal cual en la película Ratatouille, una de mis favoritas por cierto. La Cassoulet es un plato al que se le dedica mucho tiempo en la cocina y los resultados son maravillosos. ¡Tienen que probarlo!
El original lleva pato, pero Adrián quiso darle un sello más criollo al hacerlo con pollo. Y le quedó súper rico. Se siente más nuestro. Lo maridamos con un espectacular Chono Carmenere del Valle de Colchagua, año 2013. Bistró Yungay, si bien tiene comida bien rica, tiene también buenísimos vinos y al alcance del bolsillo. Además, no venden gaseosas y tienen agua de lluvia. ¡Sí! agua de lluvia, pregunten por ella.
Cerramos la noche con un postre frío servido en un pocillito de lata. Una torta Bordeaux que lucía coqueta frente a nosotros quería que la comiéramos, y sus deseos fueron órdenes. Reducción de vino y miel, queque de frutas, salsa de manjar, frambuesa y crema de chantilly más escencia de vainilla. Suave y consistente. La idea de comerlo bien es ir con la cuchara desde el inicio hasta el fondo para obtener todos los ingredientes y para que la explosión de sabores haga lo suyo.
Esta delicia la acompañamos con un moscatel espumoso italiano Fashion Victim de la Viña Astoria. Dulce como el solo, pero sin llegar a ser empalagoso, potenciando nuestro postre.
La carta del Bistró Yungay está llena de sorpresas. No tienen nada frito y se nutre de las bondades que nos ofrece la cocina francesa, una cocina rica en ingredientes, una cocina con amor. Tienen una variedad de tres ensaladas que no llevan lechuga, para demostrar que se puede hacer mucho más con otros vegetales y aderezos.
Yo aplaudo al chef Adrián Carrasco de pie, porque si bien no tiene el título de chef, ha sabido levantar un rinconcito para deleitarse en el Barrio Yungay a punta de experiencias, buenos deseos y buena mano para cocinar, asesorado por supuesto de grandes cocineros. El Bistró Yungay se ha vuelto uno de mis lugares favoritos de Santiago al que volvería una y otra vez, sin tener miedo de volver a enamorarme de ellos.
¿Dónde?: Huérfanos 2897, Barrio Yungay, Santiago.
Facebook: Bistró Yungay
Instagram: #bistroyungay
Twitter: @BistroYungay