LA PICÁ DE CHIMÁN: FUSIÓN CHINA – TARAPAQUEÑA

La Picá de Chimán se ha convertido en una verdadera institución de la gastronomía iquiqueña. Ubicado en pleno “El Morro”- uno de los barrios más tradicionales de la ciudad-, este local encanta a diario tanto a vecinos como a afuerinos, con sus preparaciones sin igual y a sus convenientes precios.

En Chimán, es normal ver a los mismos “parroquianos” almorzando, quienes trabajan o viven cerca del barrio, fieles a su excelente propuesta, que ha sido destacada por connotados medios de comunicación nacionales y también premiada por dos años consecutivos como una de las mejores picadas de todo Chile por la “Guía 100” de La CAV. Resulta entonces un verdadero privilegio poder comer a diario en este galardonado lugar, en donde se puede disfrutar de un contundente, sabroso y tradicional menú diario de entrada, plato de fondo y su acompañamiento, por la módica suma de tres mil pesos.

En palabras de su dueño, Chimán Chang, su gastronomía matiza los sabores tradicionales del menú criollo, con sus especiales preparaciones de cocina fusión, realizadas de manera autodidacta, basadas en la herencia que le entregaron sus antepasados chinos. “Tenemos un menú diario, de lunes a viernes, basado en comida de casa: legumbres, sopas, guisos, carnes al horno y los fines de semana -o a pedido- tenemos comida china, peruana, y la china-tarapaqueña. Aquí en El Morro llevamos once años, pero haciendo banquetería y eventos, llevo 45. Me inicié haciendo comida china a domicilio a amigos y clientes. Todo lo que he realizado en cocina ha sido de manera autodidacta”, comenta Chang.

Recibimos la gentil invitación por parte de Chimán  a probar ítems tanto de su menú semanal, como de su propuesta de fusión, y la experiencia fue excelente. Partimos con una tradicional entrada de su oferta diaria, con un toque particular de sus antepasados: un chilenísimo plato de porotos con riendas, muy contundente y enjundioso, con muchas verduras y coronado con la parte verde del cebollín, que le dio un entretenido contraste a este clásico de las mesas criollas. También probamos su versión del lomo saltado, una fusión peruana/asiática, en donde los sabores de la carne, su buena sazón y el toque ahumado del wok, conjugaron en una excelente versión de uno de los platos bandera del país vecino.

Luego, probamos sus impecables interpretaciones de su herencia cultural, en forma de la cocina china/tarapaqueña, como el mismo le llama. Comimos su versión de un clásico de chifa, el pescado fuyon, de una suavidad y ligereza impecable de la tortilla, indicador de una excelente técnica de batido del huevo y su fritura, sumadas al complemento del sabor suave de pescado blanco local, -que va variando según lo que ofrece el mar-, un chanchito tamarindo, con una salsa untuosa y agridulce, que se unía a la perfección con el cerdo,  resultó verdaderamente adictivo, además de una cabrilla al agua, noble pez local que se cuece al vapor, jugando con los sabores del ajo, jengibre y las verduras que lo acompañan, sirviéndose completo en una fuente, en una espectacular y sabrosa presentación.

Dejamos para el final una particular preparación: la caigua rellena con pasta de pescado y un toque de cerdo que, aderezada con cebollín y jengibre, mezcla el producto tarapaqueño con la sazón de la familia de Chimán. Se sirve con una “salsita china” para acompañar, con notas a naranja y soya, en un plato tan rico, como original. Vale la pena visitarlos y probar la mano de su cocina multicultural.

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Fotografías: Franco Miranda